viernes, 29 de junio de 2012

El ADN español más antiguo no es de nuestros abuelos

Hoy estoy ilusionado y avergonzado al mismo tiempo. avergonzado porque vía Amazings he descubierto que hay gente que piensa así:



“España por su genética tiene que emocionarse. Y nos hemos emocionado… porque ésa es la historia de nuestra España… vibrando, no somos científicos, no somos gente que gana premios Nobel, no valemos para eso. No tenemos ni voluntad ni ni… ni capacidad para estar todo el día machacando, no somos tan fríos, nos dejamos llevar por las emociones, por el corazón”.
Pues hoy voy a ir en contra de este testimonio de un experto en genética. Puede que él no sea un premio Nobel ni tenga capacidad para estar todo el día machacando, pero hay gente que sí, y lo demuestra cada día con su esfuerzo, dedicación y trabajo. A veces ese trabajo da sus frutos y tenemos, como ha pasado hoy, a media comunidad científica hablando de un artículo made in Spain. Entre ellos la revista Science, y las notas muy interesantes de los blogs de Gene Expression y Dienekes.

El artículo en cuestión (de paleogenetistas de verdad, no como el del vídeo) se titula "Genomic Affinities of Two 7,000-Year-Old Iberian Hunter-Gatherers" y muestra los resultados de la secuenciación del ADN de dos esqueletos encontrados en el yacimiento de La Brana-Arintero (León). El "culpable" del artículo es el Laboratorio de Paleogenómica del Instituto de Biología Evolutiva de la Universidad Pompeu Fabra.

¿Qué tiene de interesante este artículo? 

Pues en primer lugar, es el ADN mitocondrial completo más antiguo que se ha recuperado y secuenciado, con una antigïuedad de 7.000 años. También fueron capaces de secuenciar una pequeña parte del ADN nuclear de los dos individuos (1.34% y 0.53% respectivamente). Esto nos abre una ventana al pasado impresionante. ¿Qué se ha visto a través de esa ventana?

Pues se ha visto que estos dos varones encontrados en la cueva pertenecen a un haplotipo muy peculiar, el U5b2c1. ¿Qué implica esto? Veamos:

  • El haplotipo U5b2c1 del ADN mitocondrial se transmite de madre a hijos (nunca de padre a hijos). Por ello podemos conocer la rama matrilineal de estos pobladores de la península Ibérica.
  • El haplotipo U5b2c1 es muy común en el mesolítico de toda Europa. Esto implica que esta sociedad de cazadores-recolectores que poblaron Europa antes del Neolítico no formaban comunidades aisladas y estáticas, sino que parece ser que eran mucho más móviles de lo que se pensaba, estaban en contacto entre ellos y se reproducían entre ellos a lo largo de todo el continente. En el artículo muestran un mapa donde se pueden ver (en cuadrados rojos los yacimientos con el mismo haplotipo que el de la cueva de La Braña).
Fuente: Genomic Affinities of Two 7,000-Year-Old Iberian Hunter-Gatherers
  • Este haplotipo NO se encuentra en la población española actual. De hecho, este haplotipo se conserva sólo la etnia escandinava lapona o Sami. Estos huesos comparten más genes con Renée Zellweger que con cualquiera de vosotros.  
La medio-lapona Renée Zellweger tiene más de antigua íbera que tú. Fuente: www.reneesfansite.com
  • Hubo una población diferente proveniente de medio oriente que reemplazó o asimiló a esta población de cazadores recolectores e introdujo la agricultura en Europa.
  • Este haplotipo surgió hace unos 13.000 años. Esto implica que muy posiblemente tampoco fueron ellos los que pintaron la cueva del Castillo con sus manos, datada en unos 40.800 años. Parece ser que ni fueron los primeros ni los últimos en llegar a la península.
Además de esto, habría que ver qué historia nos cuenta también el cromosoma Y (ya que son dos varones) si se pudiese recuperar información suficiente. Nos podría dar información sobre el tipo de cultura (patrilineal vs. matrilineal) o algo más de información sobre la migración de este grupo a lo largo del continente europeo. 

Otro punto a tener en cuenta es que, en la península Ibérica sólo se han podido hallar dos ADNs, ambos en el norte, lo que la hace una muestra de momento muy limitada de la población de la época. Sería interesante ver qué nos podrían mostrar ADNs en otros yacimientos, especialmente más al sur.

Como veis, el que quiera sentirse orgulloso, puede hacerlo sin tener que ver a 11 millonarios corriendo en calzoncillos detrás de un balón. Aunque si de verdad queréis apoyar a vuestro equipo, yo me haría un test de ADN para saber a quién tenéis que animar, no vaya a ser que en el fondo seáis descendientes de la ola neolítica de medio oriente y animemos a Turquía en el siguiente Mundial. 

ResearchBlogging.orgSánchez-Quinto, F., Schroeder, H., Ramirez, O., Ávila-Arcos, M.C. , Pybus, M., Olalde, I., Velazquez, A.M.V., Prada Marcos, M.E., Vidal Encinas, J.M., Bertranpetit, J., Orlando, L., Gilbert, M.T.P., Lalueza-Fox, C. (2012). Genomic affinities of two 7,000-year-old Iberian hunter-gatherers Current Biology DOI: 10.1016/j.cub.2012.06.005

jueves, 28 de junio de 2012

¿Qué parte de la personalidad se hereda?

A veces, con mi mujer nos ponemos a pensar cómo va a ser nuestra hija. Aunque nos queda ya poco para que venga no podemos dejar de imaginar cómo será, no sólo físicamente, sino también su personalidad, y más con lo aficionado que soy al profiling.



Hace ya tiempo hablé sobre la heredabilidad de los rasgos de la personalidad y hoy he leído un post en Gene Expression (muy recomendable el blog por cierto) que habla de un artículo con una tabla que muestra el grado de heredabilidad de cada rasgo, su influencia del entorno y si es polimorfísmo aditivo o más complejo.

Os dejo la tabla abajo y el artículo original aquí por si los futuros papás queréis imaginaros cómo puede ser vuestro retoño:


Es especialmente interesante ver por ejemplo como el efecto del entorno en la inteligencia (IQ) disminuye con la edad y como entre los transtornos la esquizofrenia tiene el mayor porcentaje (un 80%) mientras que el resto están por debajo del 50%-60%.  

En los rasgos de la personalidad (los 5 grandes) vemos como la apertura y la extraversión tienen un 57% y un 54% respectivamente, mucho mayor que los intereses que son menos heredables y tienen también una componente del entorno de en torno al 10%. 

Sin embargo, creo que con lo que tenemos que quedarnos del artículo es que los rasgos pueden ser heredables, pero: 
  1. ¿En qué medida? unos son más heredables que otros
  2. Puede haber influencia del entorno
  3. La influencia puede variar con la edad (como en el caso de la inteligencia)
  4. En algunos importa si es niño o niña, ya que algunos tienen una expresión diferente según el género
  5. En los que tienen efectos no aditivos resulta muy complicado (si no imposible, al menos de momento) hacer una predicción clara, ya que dependen de muchos genes diferentes, además de su expresión en cada individuo
Al final, no era todo tan blanco vs negro, sino de una pizca más de pimienta o de sal.

ResearchBlogging.orgBouchard, Thomas J (2004). Genetic Influence on Human Psychological Traits. A Survey. Current Directions in Psychological Science, 13(4) DOI: 10.1111/j.0963-7214.2004.00295.x

¿Cerebro modular o generalista?

La semana pasada salía en la edición temprana de PNAS la colección de artículos de este año de "In the light of evolution", este año dedicado a cerebro y comportamiento. A partir de esta semana ya  podemos disfrutar de toda la colección en su lugar habitual de coloquios. Muy recomendable y todos ellos de libre acceso, algunos muy interesantes como el que voy a hablar a continuación.

En psicología evolucionista se admite que el cerebro humano está compuesto por módulos altamente especializados, eficientes y que funcionan de manera muy independiente y paralela. Sin embargo, en otras ramas de la psicología se entiende el cerebro como una colección pequeña de funciones generales (memoria, asociación, reconocimiento de patrones, razonamiento lógico...) que gobiernan y pueden explicar el comportamiento humano. Así pues, tenemos la dicotomía de cerebro modular y cerebro generalista.

Y entonces aparece el artículo "A hierarchical model of the evolution of human brain specializations" que viene a reconciliar ambas visiones del cerebro. Según este nuevo modelo el cerebro humano contaría con áreas especializadas dentro de diferentes funciones más generales, yestas áreas se moldearían y se especializarían en funciones específicas en un primer instante mediante el desarrollo del individuo y la exposición repetida a un estímulo, de una manera similar a las redes neuronales y bayesianas.

A largo plazo lo que ocurriría es que esta zona del cerebro se subdivide y pasa a estar especializada en un conjunto de estímulos concretos, aunque manteniendo las características de fondo de la región madre de la que de ha especializado. Es una forma análoga a lo que se hace en programación de software orientado a objetos con las clases y las instancias de las mismas para procesos particulares.


En el artículo se pone el ejemplo de la zona del procesamiento de las palabras escritas. Esta zona, en el Giro Fusiforme (la misma región del cerebro que reconoce caras) es la misma en todos los humanos que saben leer y se dedica casi exclusivamente a reconocer palabras. Sin embargo la aparición del lenguaje es relativamente reciente. Demasiado como para haber llevado a cabo una modificación del cerebro que genere un área especializada en el cerebro como podría ser el área Broca para el lenguaje hablado. Esta área por tanto es una candidata a especializarse en este tipo de tareas con el tiempo.

Esta especialización se produce mediante el aumento de tamaño del área general. En ese momento, el área especializada puede dedicarse exclusivamente a esa tarea de un tipo de estímulos determinado y el área general puede tener más capacidad de procesamiento para tareas más generales. Este modelo por tanto implica que cuanto más grande sea el cerebro, más cabida para posibles módulos especializados existen, lo que muestra la importancia de un cerebro más voluminoso que nuestros primos los chimpancés o gorilas. De hecho, en la misma colección de artículos hay otro que habla del que el cerebro humano no es mucho más que un cerebro de primate sobredimensionado, lo que si lo unimos a este nuevo modelo, puede tener bastante sentido.

También el artículo recalca la importancia del desarrollo y la exposición a estímulos para hacer posible la especialización de los módulos. En este punto, me acordé de que el otro día Google también publicó un artículo en el cual, por medio de redes neuronales consiguió reconocer la cara de un gato en vídeos y fotografías. Esta es la pinta que tiene la neurona (o más bien, el estímulo que dispara la neurona):

Fuente: google

Me parece muy potente este modelo del cerebro, ya que consigue reconciliar el modelo modular y el generalista y además, nos da la oportunidad de diseñar nuevas teorías y formas de encontrar módulos y su evolución, ya que deben compartir zonas del cerebro con otros módulos de similares características comunes a la función general de la que se han especializado.

Pensemos en la neurona del gato de Google como nuestro propio Giro Fusiforme (nuestra región para reconocer caras). Esta neurona puede venir ya configurada de fábrica, como parece que es en el caso de los humanos, ya que los recién nacidos demuestran una predilección por las caras humanas superior a otros estímulos, o puede venir sin configurar y que aprenda a reconocer gatos por la exposición repetida a vídeos de Youtube y fotos de Facebook.

ResearchBlogging.orgH. Clark Barrett (2012). A hierarchical model of the evolution of human brain specializations PNAS DOI: 10.1073/pnas.1201898109

domingo, 24 de junio de 2012

¿Qué podemos saber de los pintores de la cueva de El Castillo por sus manos?

Esta semana he visto una noticia en LaInformacion.com en la que se preguntan si los autores de las pinturas de la cueva del Castillo son Neandertales o humanos modernos. Esta pregunta viene al hilo de un estudio que se ha publicado recientemente que databa estas pinturas en 40.800 años, abriendo la pregunta de si realmente fueron los humanos quien pintaron las cuevas y abriendo la caja de pandora del posible pensamiento simbólico neandertal.

No me voy a detener hoy en esto, pero si que el artículo me dio una idea. Es posible que no podamos distinguir si eran humanos modernos o neandertales, pero sí que podemos intentar tirarnos a la piscina e intentar descubrir si fueron hombres o mujeres los que hicieron esas pinturas. ¿Cómo se hace eso?

Gracias al ratio D2:D4, es decir, dividiendo la longitud del dedo índice por el del anular. Esta diferencia depende de la testosterona que recibe el feto en el útero y por lo tanto, el índice es mayor que el anular en mujeres y el anular es mayor en hombres.

Hay ya un artículo que estudia las manos de cuevas francesas y cataloga las manos según este ratio, diferenciando entre manos muy masculinas, un poco masculinas, un poco femeninas y muy femeninas. Para ello, primero diferenciaron entre manos infantiles y adultas y posteriormente, entre estas últimas, entre femeninas y masculinas.

¿Y esto para qué sirve? ¿No es más interesante saber si eran humanos modernos que neandertales?

Toda información es útil. Saber si las mujeres y los niños participaban en estas prácticas nos puede ayudar a entender más el tipo de sociedad en la que vivían, especialmente, el grado de diferenciación de tareas con respecto al sexo en el hogar, el arte, los rituales de paso, etc.  Podemos hacer un pequeño experimento con alguna de la fotos que hay publicadas de la cueva.

Foto original: Pedro Saura

Tenemos que tener en cuenta las limitaciones que tiene este método, como la falta de exactitud en las medidas al no poder saber en ocasiones donde empieza o acaba un dedo, el ángulo desde el que soplaron el pigmento que puede afectar a la longitud de los dedos, etc. Pero aún así, puede ser un ejercicio interesante. Lo pongo a continuación:


Como podéis ver, he tenido que oscurecer un poco la foto para distinguir mejor los bordes y aun así, sólo se puede apreciar lo suficiente en algunas manos. He puesto en cada dedo la longitud en pixels y entre ellos el ratio D2D4. Hay que tener en cuenta las limitaciones de las que hemos hablado anteriormente y que este es un experimento "de andar por casa". Aún así podemos ver algunas cosas interesantes:

  • La longitud diferente de los dedos de las manos analizadas parece indicar que se trata de individuos diferentes (al menos 5). 
  • Las dos manos de la parte inferior pueden ser infantiles, por la longitud de los dedos menor con respecto a las manos superiores. La mano en la parte central también es ligeramente inferior que las de la parte superior derecha, aunque la diferencia no es tan grande, pero puede ser de un individuo más joven. 
  • La mayoría de las manos tienen un ratio D2D4 de 0.85 (+-2), lo que indicaría que pueden ser hechas por hombres.
  • La mano inferior derecha tienen un ratio D2D4 de 1.02, lo que podría indicar que es de una mujer joven o una niña. 
  • Aún así, según el artículo que hemos visto antes, deberíamos considerar sólo las manos de adultos a la hora de identificar el sexo mediante el ratio D2D4, así que por lo que podemos ver aquí, habría al menos 2 adultos varones, un joven varón y dos niños
Seguramente se pueden saber muchas más cosas, pero es divertido ver como a partir de un artículo y una fotografía podemos empezar a jugar y a "ver" cosas donde antes sólo había una pared pintada con manos.

ResearchBlogging.org Snow, D.R. (2006). Sexual dimorphism in Upper Palaeolithic hand stencils Antiquity (80), 390-404

miércoles, 20 de junio de 2012

¿Lloran los bebés antes de nacer?

Cuando vas a ser papá lees un montón de cosas, y encima si te gusta leer artículos científicos como "lectura ligera", pues más aún. Hace unas semanas publiqué un artículo propio en el que explicaba las reacciones que pueden corresponder a una respuesta emocional de miedo en una ecografía que le hicimos a mi hija. Hoy vuelvo a la carga con la serie "¡Socorro, mi papá es un antropólogo!" con otro artículo (esta vez académico) que habla de reacciones emocionales antes del nacimiento, esta vez: el llanto.

Hoy he encontrado este artículo que además va acompañado por un vídeo en el que se puede apreciar lo que parece ser un feto de 33 semanas (para los no-padres, unos 7 meses y medio) llorando. Os pongo el vídeo:



Lo interesante de todo esto es que al parecer, los neonatos tienen 5 estados posibles:
  1. Tranquilo dormido
  2. Activo dormido
  3. Tranquilo despierto
  4. Activo despierto
  5. Llorando

Aquí tengo que decir que tengo un amigo (¡hola Tavi!) que modeló el comportamiento de su pequeño en C de la siguiente manera:
#include <stdio.h>
#include <stdlib.h>
#define CACA 0
#define HAMBRE 1
int main(){
    if(fork() == 0) {
        srand ( time(NULL) );
        while (1){
            switch( rand() % 3 ){
                case CACA:
                    printf("Llora\n"); break;
                case HAMBRE:
                    printf("Llora\n");break;
                default:
                    printf("Llora\n"); break;
            }
            sleep(rand() % 5);
        }
    } else  wait();
    return 0;
}
Parece que tampoco se iba mucho de lo que dice el artículo... Tengo pendiente hacerme 2 camisetas con este código (los informáticos le encontrarán la gracia).

Volviendo a la antropología... En el artículo hablan de que de momento se habían detectado correlación entre los 4 primeros estados del neonato con estados en el feto, pero hasta ese momento no se tenía constancia de un estado "llorando" en el feto homologo al del bebé cuando nace.

¿Cómo hicieron llorar al bebé? Pues primero se aseguraron que estaba tranquilo, monitorizándolo en una habitación semi-oscura durante 20 minutos. Después con una laringe electrónica produjeron sonidos de medio segundo a 85dB en el interior del útero. Los fetos respondían con movimientos (extremidades y boca) y lo que es más importante, las fases de respiración que aparecieron se correspondían con las mismas en número, cadencia e intensidad de las que consta el llanto de los bebés neonatos.

En el experimento también pudieron comprobar que los bebés de mayor edad lloraban más, debido a la mayor madurez de sus cerebros y sistema nervioso motor, el cual es necesario para reaccionar a los estímulos externos negativos y para llevar a cabo las acciones coordinadas que requiere el llanto (expiraciones, movimientos faciales, mandíbula y boca, extremidades, cambio de posición del cuerpo con respecto al estímulo, etc.). En el experimento los bebés más jóvenes que lloraron fueron de 28 semanas.

El artículo termina hablando del fenomeno denominado "vagitus uterinus", que se produce cuando se escucha llorar al feto dentro del útero. Esto suele pasar (aunque de forma muy excepcional) cuando se está a punto de parir y una rotura en la bolsa amniótica ha dejado entrar algo de aire. También ha habido casos en los que durante una operación el feto ha llorado al ser estimulado. Sin embargo, en el caso del experimento, no se registró ningún sonido.

A partir de ahora voy a fijarme, además de las patadas y el hipo (que cada vez es más frecuente) que de vez en cuando le da a mi hija, de cuándo puede estar llorando.


ResearchBlogging.org Gingras JL, Mitchell EA, & Grattan KE (2005). Fetal homologue of infant crying. Archives of disease in childhood. Fetal and neonatal edition, 90 (5) PMID: 15857876

sábado, 16 de junio de 2012

¿Llevar bata te hace ser más cuidadoso?

Hace unos 10 años viajé a Londres con unos amigos a visitar a otro compañero que estaba de Erasmus. El último día fuimos a visitar el mercado de Canden Town, y allí en una de las tiendas me gasté las libras que me quedaban en una chaqueta de cuero, muy similar a la que había visto en una fotografía de Lennon de los años 50.

Esta foto tiene la culpa de que me comprase la chaqueta de cuero...

Era la típica chupa de cuero macarra. Recuerdo que me la puse y comencé a sentirme agresivo. Este sentimiento podría estar potenciado por la testosterona, al igual que conducir un Ferrari aumenta tus niveles de testosterona, lucir una chupa de cuero puede ser una señal de estatus e identidad. Sin embargo a mi me daba la sensación que así era como debía sentirme porque es así como se comporta y se siente la gente que lleva chaquetas de cuero de ese tipo. Lo siguiente era comprar una Chopper y recorrer el país tarareando "Born to be Wild". Por suerte, había acabado todo mi dinero con la chaqueta.

Por suerte, se me acabó la pasta antes...

10 años después de esto, en mi ciudad había un mercado medieval ayer y decidimos ir a dar un paseo y ver qué había. Mientras nos tomábamos algo en el bar la taberna, observé como uno de los comerciantes, disfrazado como todos, hablaba con unos posibles clientes. Lo interesante es que utilizaba un lenguaje corporal y unos gestos como los de las películas medievales, no como se comportaría en un entorno normal. ¿Le estaría pasando al vendedor lo mismo que a mi con la chupa de cuero? ¿Vestirte de medieval hace que te comportes como crees que debe comportarse alguien que acaba de viajar en el tiempo desde esa época?


Pues parece ser que sí, o al menos eso es lo que proponen en un artículo llamado "Enclothed cognition". La hipótesis se basa en que el contexto en el que estamos y el estado en el que nos encontramos crea un marco cognitivo a través del cual interpretamos el entorno y nos comportamos de manera coherente con ese contexto. Esto tiene mucho que ver con lo comentábamos en el artículo de hace ya un año sobre la biología de las emociones y como el estado interno afecta directamente a las emociones (la flecha que va del centro somatosensorial a las emociones y a los apetitos). Esto se denomina cognición incorporada o embodied cognition en inglés.



El experimento que crearon para ver si la ropa que lleva alguien afecta a su comportamiento fue el de utilizar una bata de laboratorio para ver si las personas que la llevaban se comportaban de forma más atentas en tareas que requerían atención focalizada y permanente, ya que se supone que son características asociadas a las personas que llevan estas batas. El resultado fue estadísticamente significativo, mostrando una relación entre la atención y si llevaban bata o no.

La gracia de estos experimentos es que no vale con ver la bata (priming), sino que tienes que ponértela para que te comportes como un doctor. Además, este efecto desapareció si en lugar de decirles a los participantes del experimento que era una bata de médico era una bata de pintor. En ese caso, la atención disminuía y la gente dejaba de comportarse como "médicos", aún siendo la misma bata.

Los autores del artículo también nombran algunos futuros estudios que deberían hacerse, entre ellos si este efecto es sólo efectivo en personas que no están acostumbrados al uniforme y disminuye cuando te acostumbras o te olvidas de que lo llevas o es permanente.

Después de esto, fuimos a ver a Lurte, una banda de gente normal que cuando tocan se transforman en esto:
Lurte en plena faena

No se me ocurría un ejemplo mejor de enclothed cognition que esto. No sería lo mismo si en lugar de salir así saliesen vestidos de los Blues Brothers. A cada uno se le espera que hagan cosas diferentes, y por tanto actúan como tal. No hace falta interpretar el personaje, ya sea con unas gafas de sol y sombrero negro o pinturas tribales y cuero medieval, una vez vestido, tú mismo te conviertes en el personaje.



ResearchBlogging.org
Adam, H., & Galinsky, A.D. (2012). Enclothed cognition Journal of Experimental Social Psychology DOI: 10.1016/j.jesp.2012.02.008

sábado, 9 de junio de 2012

Dónde está la paciencia y por qué se agota

Siempre me ha hecho gracia la frase "se me está acabando la paciencia". Siempre la he considerado una frase hecha y de pequeño pensaba ¿pero es que eso es del tipo de cosas que se acaban? ¿Por qué no se hace más? ¿Dónde has tirado la que tenías? ¿Ya se te ha vuelto a gastar? Seguramente los niños de ahora buscarán para el día del padre cargadores como los de móviles para que a sus papás no se les acabe la paciencia y puedan volver a cargarla para que no les peguen un grito.

Sin embargo, esta frase hecha puede tener más razón de la que parecía. Un artículo aceptado en Journal of Consumer Psychology quería encontrar pruebas de la hipótesis del autocontrol como un recurso limitado del cerebro, y no sólo han encontrado pruebas de que la paciencia se agota (algo de lo que ya había algún estudio), sino que han podido desentrañar también el mecanismo del autocontrol y dónde está físicamente en el cerebro. El artículo en cuestión es Reducing self-control depletion effects through enhanced sensitivity to implementation: Evidence from fMRI and behavioral studies.


Lo que primero que vieron era que el modelo de autocontrol en dos fases coincidía con las partes del cerebro que se activaban. Por un lado, el anterior cingulate cortex (ACC), que es la parte del cerebro encargada de resolver los conflictos y errores. ¿Os suena de algo la frase "el primer paso es reconocer que tienes un problema"? Pues parece ser que para poder resistirse a comprar una napolitana rellena de chocolate cuando llevas 3 semanas de dieta estricta, lo primero que tienes que hacer es darte cuenta de que si te la comes, estás echando por tierra la dieta. La excusa de "por una no pasa nada" está eliminando este circuito de detección de conflictos.

En el centro el ACC y en el lateral el dlPFC. Imagen de la Universidad de Iowa extraída del artículo.

La segunda zona que querían detectar es un pequeño giro en el área llamada dorso-lateral prefrontal cortex (dlPFC) del hemisferio derecho del cerebro. Esa pequeña zona se había especulado ya que intervenía en el autocontrol, inhibiendo partes del cortex premotor que hacían que al final comprásemos la napolitana de chocolate. El área en si se llama middle frontal gyrus derecho (rMFG). Este pequeño rincón del cerebro es el que se "cansa" cuando estamos expuestos a un autocontrol continuo. Es el centro de la paciencia, por decirlo de alguna manera. Llega el momento en el que esa zona deja de funcionar, y es entonces cuando sucumbimos a la tentación.

¿Hay alguna forma de recargar la paciencia?

Pues aunque con una muestra de gente muy limitada, parece ser que un ejercicio de pensar las cosas que debes hacer para seguir controlándote vuelve a activar esa zona, haciendo que podamos seguir controlándonos. Para ello hicieron un experimento. A un grupo de personas les hicieron tachar todas las letras E de un texto de estadística avanzada. Luego les hicieron darle la vuelta y tachar todas las letras E de un texto similar, pero sólo las que no estaban junto a otra vocal... y así con un par de hojas (como veis no tienen idea buena). Este ejercicio de concentración fatiga el rMFG, así que tenían a un grupo de gente con la paciencia y autocontrol agotados.

Luego les hicieron escribir a unos un texto sobre lo que harían para llevar a cabo una dieta saludable (qué formas de autocontrol practicarían), otros un texto sobre el conflicto entre lo que les gusta y lo que es sano (identificación de conflicto) y a otros no les hicieron escribir.

A continuación les ofrecieron una serie de refrescos y aperitivos, unos light y sanos y otros hipercalóricos. Sólo los que escribieron sobre las formas de autocoltrol eligieron más los alimentos sanos que los poco saludables.

Aunque ya hemos dicho que los dos experimentos que muestra el estudio tienen una muestra bastante limitada, ha conseguido identificar, en principio, el área del cerebro que deja de funcionar cuando deja de haber autocontrol, y ha podido también diferenciar entre la fase de identificación del conflicto y el autocontrol propiamente dicho.

Además, nos da una nueva herramienta para aumentar la fuerza de voluntad y el autocontrol, la de exponer a las personas implementaciones de actos de autocontrol para reactivar ese circuito del cerebro. Esto es especialmente importante en el diseño de campañas de sensibilización contra el alcoholismo, de alimentación sana, anti-tabaco, contra la ludopatía... Además de poder ser una nueva herramienta para terapias y tratamientos en los que el autocontrol es algo esencial para el cumplimiento del mismo (como las dietas).

Si habéis leído hasta aquí es que vuestro rMFG os ha ayudado a aguantar hasta el final y no lo habéis cerrado para iros a Facebook, Meneame o cualquier otra página más interesante :)

ResearchBlogging.orgHedgcock, W., Vohs, K., & Rao, A. (2012). Reducing self-control depletion effects through enhanced sensitivity to implementation: Evidence from fMRI and behavioral studies Journal of Consumer Psychology DOI: 10.1016/j.jcps.2012.05.008

miércoles, 6 de junio de 2012

Una hipótesis sobre lactancia y depresión postparto

El otro día mi mujer (conoce mi pasión por los artículos de psicología evolucionista) me pasó un artículo que formula la siguiente hipótesis: No dar me mamar al recién nacido puede simular la muerte del bebé en la madre y desencadenar una depresión post-parto. El artículo en sí es este: "Bottle feeding simulates child loss: Postpartum depression and evolutionary medicine" (La alimentación con biberón simula pérdida de un hijo: la depresión posparto y la medicina evolutiva).

Fuente de la imagen y del artículo: bebesymas.com

En un primer vistazo al resumen del artículo la verdad es que me pareció unos de esos artículos por los que se critica mucho la psicología evolucionista (y con razón) por hacer muchos "brindis al sol" e hipótesis basadas en datos ya existentes y que pecan del sesgo de confirmación.

Sin embargo, aunque no es muy extenso, me pareció interesante la hipótesis que presentan. Se basa en lo siguiente: La madre produce leche a través de la estimulación de los pezones por parte del bebé. Esto, libera oxitocina y esta estimula la expulsión de la leche por medio del reflejo de expulsión de leche. Cuando deja de haber esta estimulación la falta de oxitocina hace que deje de expulsarse la leche y la lactancia termina.

Sin embargo, si no se produce la lactancia por parte del bebé, la falta de oxitocina producida por la succión y estimulación de los pechos podría ser una señal fiable de la muerte del bebé, por lo que desencadenaría la respuesta evolutiva de la depresión post-parto como una adaptación para evitar futuras negligencias parentales como la que haya podido provocar la pérdida del bebé y buscar el apoyo y la ayuda del grupo social.

¿Qué hechos parecen apoyar esta hipótesis?

Hay varios, de hecho. Uno de ellos es que la depresión post-parto según algunos artículos que referencia, parece que sí que está relacionada con la falta de lactancia e incluso con el destete, lo cual podría apuntar a que hay una relación causal entre destete/falta de lactancia y depresión.

Otro de los hechos que nombra para apoyar esta hipótesis es el de que las madres que no dan de mamar a sus hijos los tienen más tiempo en brazos. Esto lo relaciona con el comportamiento de algunos primates que llevan el cuerpo de sus hijos tiempo después de haber fallecido estos. ¿Sería esta retención materna un vestigio de este comportamiento en primates? Sinceramente, esto último lo veo un poco forzado, pero supongo que habrá que hacer más experimentos para probar o refutar esta hipótesis.

A priori, se me ocurre que la amenorrea (falta de menstruación) de lactancia y la vuelta a la ovulación tras el destete puede ser una pista más a favor de esta hipótesis. La amenorrea de lactancia es utilizada en algunos lugares como método anticonceptivo, teniendo una eficacia estimada del 98%. El hecho de que las madres que no dan el pecho ovulen antes y por tanto se puedan quedarse de nuevo embarazadas antes que aquellas que sí que dan el pecho y presentan esta amenorrea podría indicar que mientras haya lactancia hay niño.

Quedarse embarazada durante la lactancia sería una inversión parental demasiado grande, y de hecho hay culturas en las que una de las causas de infanticidio es la cercanía excesiva con el hijo anterior (ya hablamos de esto en el artículo de la inversión parental y el aborto). Esta demanda excesiva de inversión parental no ocurriría si el hijo anterior ha muerto, situación que podría inferirse por la falta de lactancia.

Una hipótesis más, aunque la verdad es que me ha sorprendido gratamente la argumentación. Sin embargo, habrá que diseñar experimentos y estudios para tratar de refutarla (o aceptarla si no puede tumbarse).

ResearchBlogging.orgGallup, G., Nathan Pipitone, R., Carrone, K., & Leadholm, K. (2010). Bottle feeding simulates child loss: Postpartum depression and evolutionary medicine Medical Hypotheses, 74 (1), 174-176 DOI: 10.1016/j.mehy.2009.07.016

domingo, 3 de junio de 2012

Por qué internet ya es no para el porno

Hace tiempo, circulaba una graciosa cancioncilla que proclamaba que "Internet era para el porno":


Pero hace ya algo más de un año, las redes sociales sustituyeron al porno en tráfico red. Imaginaos, la gente sube y ve más fotos, tweets, estados de facebook, artículos en blogs (¡culpable!) y vídeos a Youtube que porno. Y ahora es cuando un antropólogo debería llevarse las manos a la cabeza y preguntarse:

¿¿¿¿Por qué????

El porno es uno de los subproductos evolutivos más exitosos que ha producido el ser humano. Explota uno de las motivaciones darwinianas más básicas (la reproducción) a un muy bajo coste, liberando de manera inmediata un subidón de dopamina en lo más profundo de nuestro cerebro (Nucleo accumbens y el área ventral tegmental).

Para que os hagáis una idea de lo que eso significa, la dopamina es el opiaceo natural del cerebro y es la responsable de todo aquello que nos da placer. Así, una web que la abres y directamente hackea el circuito evolutivo dándote un chute directo de dopamina haciéndote creer que estás teniendo relaciones sexuales sin tener que pasar por el ritual del cortejo, anclajes emocionales, compromisos, etc. parecería en principio invencible.

Y entonces llega una página web (o varias) en las que en lugar de ver tíos y tías en pelotas montándoselo de todas las formas imaginables encuentras a gente corriente compartiendo cosas corrientes del tipo:

  • Por fin es viernes!!!!
  • De tapeo con los colegas...
  • Fulanito está en @ElBarDelBarrio con Menganita
  • Tuvecinadelquinto ha cambiado su estado a "soltera"
  • Estoy hasta los XXX del gobierno!!!
  • Tucompañerodepiso ha logrado un nuevo record en Farmville

¿Por qué esto es más interesante que el sexo?

La respuesta parece estar en un artículo publicado hace unos meses en PNAS con el título "Disclosing information about the self is intrinsically rewarding" (La revelación de información sobre el auto es intrínsecamente gratificante). 

Según este artículo, compartir información sobre uno mismo activa precisamente las mismas zonas del cerebro que el porno. Cuando compartes algo en internet tu cerebro manda un chute de dopamina a estas mismas regiones, el nucleo accumbens y el área ventral tegmental. Para traducir esto a la terminología que solemos utilizar en este blog: a la gente le da placer señalizar cosas sobre sí mismos, lo que hace aún más atractiva la teoría de la señalización de la que ya hemos hablado en algunas ocasiones en este blog (especialmente, para quien se dedique al marketing). 

Lo interesante de este artículo es que en uno de los experimentos han tratado de ponerle un precio al hecho de compartir información de uno mismo frente a compartir información sobre otra persona o no compartirla. Los resultados no le dan un precio muy elevado, algo menos de un centavo de dolar. Sin embargo, estamos hablando de un experimento controlado y en un entorno de laboratorio. Pensad por un momento cual es el coste de compartir información personal frente a no hacerlo cuando alguien: 
  • Compra una camiseta de su equipo de fútbol (60€) vs una camiseta sin marca (5€)
  • Compra un coche de alta gama (60.000€) vs uno de baja gama (15.000€)
  • Compra un iPhone (600€) vs un smartphone barato (100€)

Sería interesante repetir el experimento en un entorno real. Se me ocurre un bar (por en entorno de alta señalización que representa) en el que la gente puede poner la canción  que ellos elijan por megafonía en una gramola que va variando el precio que cuesta pinchar una canción. Poner una canción es un acto de señalización, de compartir tus gustos musicales, tu estado de ánimo e incluso tu estilo de vida, pensamiento político o ideología. Sería interesante ver cuánto está dispuesto a pagar la gente por "compartir" una canción con todo el mundo. Además, sería interesante ver también quién está dispuesto a pagar más por poner canciones y bajo qué condiciones (cuantas personas del sexo contrario hay, cuántas personas del mismo sexo de similar estatus, cuántos amigos hay en el grupo del que comparte...).

También un descubrimiento muy interesante del artículo es que tanto el hecho de pensar sobre uno mismo como el de compartir (aunque sean cosas sobre otros) nos producen placer de forma independiente. Lo bueno viene cuando se hacen las dos cosas a la vez: compartir cosas sobre nosotros mismos. En esa situación, parece que los dos efectos se unen para producir un efecto mucho mayor que por separado. 

Sólo hay un par de puntos que se me ocurren como crítica al experimento. En primer lugar es el uso de fRMI. En estas imágenes sólo aparecen las áreas que reciben más flujo sanguíneo y que por lo tanto están activas. En ellas se ven las dos que hemos hablado (Nucleo accumbens y el área ventral tegmental) junto con el medial prefrontal cortex, que está asociado con el pensamiento autoreferencial y la imagen de uno mismo. Esto tendría sentido en el caso de compartir cosas sobre nosotros mismos. Sin embargo, no conocemos si esas neuronas tienen una función activa o sirven para regular o inhibir otras a las que están conectadas, especialmente las del cortex prefrontal... Siempre tendremos esa limitación (al menos de momento) con las imágenes fRMI. 

También me gustaría poder repetir el experimento con personas que no hayan estado inmersas en una cultura en la que Facebook y Twitter hayan podido modificar estos comportamientos. ¿Tendría los mismos resultados una persona que nunca ha visto ni compartido nada en internet (tribus indígenas, por ejemplo)? Yo quiero pensar que sí, aunque quizás los resultados fuesen algo diferentes. 

Y ahora, después de toda esta chapa, voy a darle al botón de "PUBLICAR" y darme un chute de dopamina en mi Nucleus Accumbens... ¡y si eso no es suficiente, lo compartiré en Facebook!. Al fin y al cabo, de eso iba este artículo, ¿no?

ResearchBlogging.org Tamir, D., & Mitchell, J. (2012). Disclosing information about the self is intrinsically rewarding Proceedings of the National Academy of Sciences, 109 (21), 8038-8043 DOI: 10.1073/pnas.1202129109